Jay Eyerman [Art Blart blog]
El doctor Martín-Miguel Rubio Esteban recuerda la postura de Antonio García-Trevijano sobre el conflicto de Ucrania, poniéndola en relación con el antagonismo de Rusia con el eje anglosajón: "Cuando Vladimir Putin invadió Crimea, reintegrando el territorio a Rusia, como antes de Kruschev, Antonio criticó duramente a Putin por no haber invadido también todo el territorio ucraniano, al este del Dniéper, que consideraba la tierra de la etnia rusa avasallada y diezmada por Kiev. Lo dijo en dos ocasiones en medios audiovisuales. El papanatismo siempre ha sido el gran problema del carácter ruso, del que se ha aprovechado el occidente europeo, particularmente el Imperio Británico. El papanatismo del imperialismo cristiano-ortodoxo de los zares fue siempre vencido y burlado por la astucia británica. El papanatismo de la ortodoxia marxista, incapaz de ver al hombre tal como es, con la antropología del sentido común y la experiencia de la vida, hundió al imperio soviético. Sólo Putin se ha enfrentado al carácter cándido y fatalmente quietista de Oblómov, el tierno personaje que mejor ha simbolizado las peores faltas del carácter ruso que, por una parte, explican sus rotundos fracasos, y por otro lado, su inquebrantable rectitud de intenciones, tantas veces convertidas en el ludibrio de Occidente."
Irene González señala cómo la pandemia ha causado el aumento exponencial de la publicidad institucional en los medios, y la expansión del consenso (es decir, de la unanimidad impuesta), característica de las partidocracias: "En el año 2020 la pandemia también ayudó a acelerar el inició del nuevo sistema democrático posmoderno en España basado en una ficción sensiblera de falsa diversidad, unidad y gobernanza mundial. Desde entonces, la democracia es un concepto resignificado, disuelto y ahogado en otro del que ya es inherente: la unanimidad, el consenso. Lo importante no sólo es que nadie se salga del guión, sino que todos lo aplaudan. Los ciudadanos, a través de los medios, han aceptado el entusiasmo en la pérdida de libertades y el empobrecimiento progresivo como la más pura prueba de su compromiso con la democracia y los valores europeos. La posmodernidad es ese negocio que mantiene el nombre de las cosas mientras las expolia y transforma en lo contrario de su esencia."
Rubén Gisbert muestra la malinterpretación de una imagen de dos políticos del régimen como un ejemplo del tipo de acción política que se desarrolla en España. La búsqueda de la destrucción del adversario electoral lleva a los partidos y a sus acólitos a utilizar cualquier medio para conseguir sus fines, que consisten en llevar a la gente a las urnas, haciéndolos inquisidores de su odio, como diría Manuel Chaves Nogales.
Luis Riestra analiza las relaciones entre corrupción y sistemas electorales, de cara a los duros tiempos económicos que se avecinan: "Los demócratas vemos a los políticos como presuntos delincuentes, por eso los queremos meter en una forma de gobierno, con unas reglas de juego estrictas, regido por la representatividad del votante y la división de poderes en origen, conseguido eso, ya pasarían a tener la presunción de inocencia. En ausencia de democracia lo que abunda es la corrupción, por eso, como demostraron Kunikova y Ackerman y se constata en la tabla, donde hay sistemas electorales como el nuestro hay más corrupción; y sí, queridas ranas, los hay peores, como dictaduras, teocracias, etc. En la tabla lo extraño es la democracia, siendo común las partitocracias, como en Europa y el porqué de su existencia lo vimos en "La OTAN y el interés de España".
Ángeles Álvarez, miembro de la asociación Contra el Borrado de las Mujeres analiza los protocolos educativos de corte transgeneristas, revelando su carácter totalitario y atentativo contra la patria potestad familiar, como se ilustra en la presentación del vídeo: "Los protocolos educativos son las guías o instrucciones dirigidas a los centros de enseñanza, sobre procesos de actuación que deben llevarse a cabo con el alumnado, en diversos ámbitos, ya sea desde la prevención, la detección o la intervención, en materias como el acoso escolar, el maltrato infantil, el absentismo o, como en el caso objeto de este estudio, los de corte transgenerista. En el sistema educativo español existen actualmente 13 protocolos educativos derivados de leyes LGTBI o trans (ver anexo 1) aprobadas por CC.AA. que amparan y priorizan la denominada “identidad de género" [pues se busca enfocar el género en esta legislación como una categoría identitaria en sustitución del concepto 'sexo', cuando aquél no constituye una identidad, sino los estereotipos sexistas o roles sociales que se asignan a cada sexo] ¿ Qué proponen estos protocolos?Los protocolos compilan y proponen las actuaciones que deben implementar los centros educativos en caso de “detectar” que existen alumnas o alumnos que se autoperciben como “transgénero” o son percibidos como tales por su entorno (incluida la comunidad docente) [y pueden ponerse en marcha si conocimientos de los padres] ¿En base a que la comunidad educativa percibe el transgenerismo? en base a percepciones y creencias meramente subjetivas que están siendo introducidas en la formación del profesorado obligado a formarse en las creencias sexistas sobre los comportamientos y estereotipos de género y que son contrarios a los principios coeducativos". En una partidocracia como la nuestra, donde la sociedad civil está desmovilizada y narcotizada por los medios al servicio de los intereses de los partidos, y donde no existe una sociedad política que sirva de intermediaria entre los ciudadanos y el Estado, es normal que se impongan de forma totalitaria normas como la citada, que van claramente contra la libertad y los intereses del conjunto de la sociedad, pero que forman parte de las agendas ideológicas de los partidos, que gozan de un poder absoluto y sin control cuando llegan al ejecutivo.
"Una de las aspiraciones de los partidos políticos en esta partidocracia es ampliar su poder y su financiación con el erario público, lo cual es propio de déspotas, y consituye otra arista de la corrupción sistémica que asola a nuestra nación. Esto no es una cuestión del color del que gobierna ni de ideologías, sino del sistema político y de la supervivencia de la nación o pueblo. Sin democracia formal, los partidos no tienen ni tendrán límites para abusar del poder".
Alberto Iturralde en Negocios TV explica el viaje de Macron a China y el apoyo a su plan de paz en Ucrania como un gesto hacia su enfurecida población, harta de su sumisión a los intereses de los EE.UU. (explica así el asalto a la sede parisina de BlackRock), desmarcándose de la política de la OTAN y aproximándose al gigante asiático. Como el presidente francés sabe que la guerra "no puede durar más allá del verano", se permite así hacer gestos de cara a la galería, y promocionar un acuerdo de paz, cuyas condiciones serán impuestas por Rusia, evidentemente peores para Kiev, por no haber aceptado el acuerdo de paz propuesto antes de la intervención de Rusia en la guerra civil de Ucrania estallada en 2014. El verdadero fin del conflicto -según Iturralde- estará marcado por el sistema financiero (del que forma parte BlackRock), que exigirá un nuevo marco de paz para vender sus activos.