En su novela L'effroi el escritor francés François Garde construye una trama que parte del gesto de un director de orquesta en el inicio de un concierto al hacer el saludo nazi ante el auditorio. En el caso de los directores V. Gergiev y Alexander Romanovsky, acusados de "prorrusos", es dudoso pensar que hubieran sacado una batuta con una banderita rusa, que hubieran alzado un retrato de Putin o que hubieran llevado una Z blanca pintada en la espalda en los sendos conciertos que les han anulado en Italia. Los promotores de tal censura "democrática" (en realidad, partidocrática) (entre los que figuraban ministros, líderes políticos y unos seiscientos -deficientes- intelectuales firmantes de un manifiesto) afirman que así "la democracia se defiende de la injerencia extranjera" encarnada en estos "propagandistas de Putin", y que Italia "tiene los anticuerpos necesarios contra el putinismo". Mas allá de las náuseas que provoca esta propaganda rusofóbica en pie de modo totalitario desde el inicio del conflicto en Ucrania (esto es, que Putin es un dictador e invasor arbitrario de un país democrático, cuando la realidad del acoso otanista a Rusia desde los noventa para balcanizarla resulta cada vez más difícil de ocultar), surge la preocupación de comprobar que la libertad de expresión es algo extremadamente frágil en regímenes políticos como el mayoritario en Europa, donde los derechos no son algo ganado por los ciudadanos en cortes constituyentes, sino algo concedido por los políticos no representativos del elector, que tal como los conceden, los quitarán a su arbitrio de casta.
Un abogado de Sociedad Civil Catalana afirma que el TC "quedaría en entredicho" si el Tribunal de Luxemburgo rechaza la Ley de Amnistía, cuyo objetivo era que los partidos independentistas catalanes apoyaran la investidura de Pedro Sánchez. Otro contratiempo para Conde Pumpido, ya saben, el que dijo que no le importaba mancharse la toga "con el polvo del camino" (es decir, reconocer que como miembro "progresista" del TC está al servicio de los intereses del PSOE, partido-gobierno en el poder) es la cuestión prejudicial que la Audiencia de Sevilla ha elevado al TJUE para paralizar la anulación parcial de las condenas por los EREs decretada por el mismo TC. Es ocioso, empero, plantear que dicho TC esté en entredicho ahora, pues lo está desde su constitución -como recuerda Ignacio Ruiz-Quintano rememorando a Antonio García-Trevijano- como "poder constitucionario (un poder constituido que se atribuye potencias constituyentes)", al servicio del partido de turno en el gobierno.
¿En qué consiste la "amenaza rusa" a la que alude el diario digital? ¿Tiene Rusia bases militares en nuestro país como recuerda Alberto Iturralde? ¿Nos impone aranceles como forma de presión política?¿Se niega a vendernos su gas -cosa que curiosamente nunca ha sido prohibidas en la miríada de sanciones de la UE, lo que demuestra su hipocresía- a precio no abusivo?¿Nos obliga a aumentar el presupuesto militar de manera disparatada para beneficio principalmente de su complejo militar-industrial?¿Apoya y apoyó la anexión ilegal del Sáhara por parte de Marruecos, al mismo tiempo que lo convierte a la par que Israel en su aliado preferido en el Mediterráneo occidental?¿Nos obliga a permanecer en una organización dizque defensiva, que no nos protegerá cuando al "primo" del monarca partidocrático se le ocurra ocupar Ceuta y Melilla aprovechando la coyuntura internacional, y a enviar tropas a las fronteras de un país que no es nuestro enemigo como en tiempos de Napoleón?¿Cuáles son nuestros verdaderos enemigos? No nos los mostrará, en todo caso, la prensa de este régimen.
En las playas de la corrupción aparece hogaño una nueva especie de alga, la de los currículos falsos. Como medida desesperada, imagino, ante la pleamar de la corrupción propia, algunos agitaron las aguas ajenas y aparecieron estos organismos, que, -oh, sorpresa- no sólo eran propios de una orilla. Estas algas que se enredan en los pies de todos son, ciertamente, un indicio de la clase de material humano de que se nutre la partidocracia: gente necesariamente mediocre, que busca instalarse en la casta política y vivir de ella; gente sin estudios, pero que pretende aparentar lo que no es mintiendo, pues la mentira es inseparable de la corrupción institucional en la que medran y de la que viven a costa de los súbditos, que sí pueden tener estudios, pero no la escasa suerte o la mucha desvergüenza para acceder a la casta privilegiada en una sociedad estamentalizada gracias a la corrupción inherente a este régimen de partidos.
Abundando en el tema de la libertad de expresión y la censura, que, eclipsa, como se ha dicho, a artistas que se niegan a renegar de la política de su país, parece muy probable que a partir del 14 de octubre la UE imponga un escaneo obligatorio de chats, incluso los cifrados de extremo a extremo, con el pretexto de luchar contra "el abuso infantil". Y en España recordemos que una normativa de identificación para el acceso de webs para adultos desencadenó el cachondeo del "pajaporte". Pero es cierto que -como se dice en el artículo- "Esto permitiría identificar fácilmente a cualquier ciudadano que critique al gobierno en redes sociales. De hecho, ya ha habido casos de detenciones por comentarios relacionados con temas sensibles como la inmigración ilegal en Alemania, Francia o en Reino Unido. Si además añadimos la intención de prohibir el uso de VPNs, el resultado es una tormenta perfecta hacia el control absoluto de lo que hacemos en Internet." A medida que la población europea se empobrezca sometida a la economía de guerra que nos preparan las oligarquías corporativas y sus servidores en los gobiernos partidocráticos, se hará más necesario que, bajo el nombre de la "seguridad", dichos Estados controlen el descontento que sin duda crecerá, pues el "Estado de Bienestar" era un componente de la llamada Guerra Fría. Dichas oligarquías económico-político-financieras ven en peligro su poder por la resistencia de Rusia a dejarse trocear como Yugoslavia o España, y por la emergencia de los BRICS, y no dudarán en usarnos como carne de cañón. ¿Cuánto vamos a tardar en rebelarnos?