domingo, 21 de abril de 2024

NO A LA GUERRA

 



"Si Adolfo Hitler está gobernando hoy en Alemania, es porque lleva doce años predicando la guerra. Su triunfo lo debe más que nada a haberse colocado abiertamente contra los pacifistas. "¡Exterminemos a los pacifistas!". Este es su grito de combate. [...] Esta palabra de "pacifista" es el mayor insulto que se puede dirigir en estos días a un ciudadano alemán. Yo quisiera que el que lo dudase pudiese hacer la prueba en una calle de Berlin."

Así se expresaba el periodista y escritor español Manuel Chaves Novales en su gran reportaje sobre la Alemania nazi de 1933 para el periódico Ahora, publicado en 2012 por la editorial Almuzara con el título Bajo el signo de la esvástica (p. 26).

Vivimos en estos últimos tiempos en eso que se llama "Europa" y "Occidente" entre mensajes que pretenden concienciarnos de la ineluctabilidad de una futura guerra en el recosido territorio europeo. Tenemos así al alto represente de la Unión para Asuntos Exteriores y política de Seguridad, o, más popularmente, Jefe de la Diplomacia Europea, sr. Josep Borrell, que afirmó tiempo ha que la UE era un "jardín" (que quizás él pretende cultivar en exclusividad volteriana) y el resto del mundo una "jungla" -una variatio racista sobre el concepto del "Eje del Bien" y el "Eje del mal" de la administración Bush-, para luego señalar que sería necesario acrecentar el gasto militar, en detrimento de otras partidas sociales, en consonancia con esa previsión de un próximo conflicto, como afirma también su jefa directa, la presidenta del Consejo Europeo, sra. Ursula von der Leyen -marcada como él por la sombra de la corrupción, que parece un mérito en los currículums de la oligarquía partidocrática europea-.

Hasta hace poco se nos decía que todo este aumento de gasto militar y sacrificios (pues las sanciones contra Rusia se han demostrado un boomerang, que ha golpeado Europa, quien ha perdido una fuente directa de energía barata -aunque sigue comprando de tapadillo-) era para proteger la "democracia ucraniana" víctima del "expansionismo de Putin". Ha sido, empero, ese mismo Jefe de la Diplomacia, que hace de todo menos diplomacia y que habla en nombre de todos los europeos sin haber sido elegido directamente por ellos, quien ha declarado recientemente que el apoyo a Ucrania responde a los intereses legítimos de la UE y los EE.UU.

Cabría preguntarse, empero, si esos "intereses propios" a los que alude el sr. Borrell son los de la gente que se levanta por la mañana para ganar un salario (del que el gobierno partidocrático se queda con un 50% a través de su Neoinquisición fiscal), que ve que el coste de la cesta de la compra ha subido un 50% desde 2020 (culpa de Putín, claro), que debe recurrir a una sanidad que no es ni universal (el 60% de los tipos de cánceres no son cubiertos, ni el dentista, ni el psiquiatra) ni gratuita (si alguien no quiere que un tumor cancerígeno se le extienda sometido a una dilatada lista de espera), y entregar a sus hijos a una enseñanza pública trabada por leyes disparatadas; esa gente que va sumisamente cada cuatro años a refrendar con su voto las listas de corrupción debida de los partidos del Estado, y que sumisamente va masticando junto a la comida las mentirosas consignas que transmiten los Nodotelediarios para que, poco a poco, vayan aceptando una guerra que ni les va ni les viene, al modo de la rana hervida del cuento.

La población española no tiene nada que ver con la alemana de los años treinta, ampliamente deseosa de revancha y de guerra, ni con el actual belicismo nihilista anglonorteamericano al que alude Emmanuel Todd en su libro La défaite de l'Occident (Gallimard, 2024). Todavía se acuerda uno de aquel "No a la guerra" que encendía las calles españolas en 2004, en gran parte cálculo electoral de una "izquierda" que ahora asiente ante el mandato del amigo norteamericano, y a la que apenas se la oye ante los crímenes de guerra que comete sistemáticamente Israel en Gaza.

Ese "No a la guerra" es, sin embargo, más necesario que nunca, como mera lucha por nuestra supervivencia física, y como bandera añadida en la resistencia pacífica (que comienza por no votar) a la oligarquía política al servicios de los intereses de grandes potencias y su complejo militar transnacional.

sábado, 17 de febrero de 2024

NUEVOS TIEMPOS PREBÉLICOS

 



Escuché hace poco decir que habíamos pasado de un mundo postbélico a otro de nuevo prebélico. Esto me impresionó pues verbalizaba de modo feliz todas las impresiones que me causaban las noticias sobre la situación mundial.

Tras la disolución de la URSS, parecía que se iniciaba una era en que predominaría una sola superpotencia global, los EEUU, inaugurando una dilatada Pax Americana, que dio lugar a aquel manido concepto de "el fin de la historia". Sin embargo, desde los albores de este siglo XXI las guerras e invasiones (provocadas por esa república imperial, adalid del "mundo libre" y de "Occidente") han sido una constante. Así, en pocas décadas, China se ha afirmado como imparable aspirante a primera potencia económica mundial (ante lo que los EEUU se ven impotentes), mientras la Rusia surgida del colapso soviético intenta consolidar un espacio de seguridad, contra la promesa incumplida de los EEUU y sus lacayos de la OTAN de no extender su terreno de influencia.

El conflicto de Ucrania, concebido desde el Euromaidán, la guerra civil desatada a partir de ese evento, y los falsos acuerdos de Minsk, que "Occidente" nunca estuvo dispuesto a cumplir, con el doble objetivo de romper los lazos económicos entre Rusia y la UE, y de debilitar a aquélla con una hipotética derrota militar y eclosión interna, ha resultado en un tiro por la culata, cuya víctima ha sido la UE, un ente oligárquico y liberticida ya casi indistinguible de la OTAN, en esta guerra por delegación deseada por la política anglonorteamericana. 

Por una parte, el sabotaje "aliado" del Nord Stream 2, que ha marcado el fin de la llegada de energía barata y abundante, en primer lugar, a Alemania, desencadenó una crisis energética que ha llevado a la UE a una recesión que es difícil ocultar, aunque se intente enmascarar ahora, como dicen el periodista Lorenzo Ramírez y el analista Alberto Iturralde, con la necesidad de una "economía de guerra" frente a la "amenaza rusa", un país que ha desplegado en Ucrania menos tropas de lo que ha hecho Israel en Gaza. De nada han servido a este respecto las contraproducentes sanciones económicas a Rusia, que ha visto aumentar su PIB, y cuyo gas -licuado- y petróleo siguen comprando de tapadillo e hipócritamente las "democracias occidentales", en realidad, partidocracias diseñadas por los EEUU después de la Segunda Guerra Mundial. Éstos, sin duda, no dejan de ganar con este conflicto, pues favorecen el traslado a su territorio de grandes firmas europeas con el señuelo de una energía más barata, y están dispuestos a cobrar a buen precio el llenar de nuevo los arsenales europeos, vaciados en beneficio del régimen de Zelenski, tan consciente como todos de que libra una guerra que no puede ganar. Por otra parte, el conflicto ha fortalecido el acercamiento de Rusia y China (al fin y al cabo, el verdadero objetivo futuro de una guerra por parte de los enloquecidos y mesiánicos halcones del Pentágono), y la expansión de los BRICS+, a la que ha contribuido en no pequeña manera la desconfianza provocada en estos países por la ilegal congelación de los activos de la Federación Rusa y del Banco Central Ruso en "Occidente".

Sin comerlo ni beberlo, y sin poder hacer nada al respecto, salvo dar testimonio de la propia protesta, se encuentra uno, como súbdito de una Monarquía de partidos, obligado a formar parte de un bloque económico-político-militar, que sólo desea que aceptes la perspectiva de una guerra total en Europa de la que los verdaderos responsables se sienten a salvo a miles de kilómetros de distancia, que votes sumisamente a los oligarcas partidocráticos de turno al servicio de terceros países, que aceptes los trampantojos ideológicos de la ideología de género, la agenda globalista, y la fe en el cambio climático antropogénico, así como que te dejes esquilmar por una Hacienda, cuya razón de ser no es dotar al Estado, encarnación jurídica de la Nación, de los medios para mejorar la vida de los ciudadanos, sino hacerlos dependientes, a través de una pauperización progresiva, de una casta política que los desprecia.


domingo, 31 de diciembre de 2023

LA REBELIÓN DE JAVIER CERCAS

 



Hace pocos días el escritor Javier Cercas publicó una columna en el diario El País titulada Un llamamiento a la rebelión. En ella empieza por hablar de la existencia de la "antípolítica" "cuando la política se divorcia de la ética". Trae esto a colación con motivo del "acuerdo firmado por el PSOE y JxCat" para una amnistía a favor de los implicados en el llamado procès independentista catalán (que incluye también a los malversadores de dinero público, que resulta que no era de todos). Presenta el columnista una serie de hechos escandalosos para él utilizando una efectiva fórmula anafórica ("he visto cosas que nunca creí que vería", "he visto" en su forma más abreviada, y que hace inevitablemente pensar en el "he visto cosas que vosotros no creeríais" de aquel personaje de la película Blade Runner) y forma de endecálogo. En los primeros reprocha al gobierno su engaño, haciendo lo que dijo que nunca haría, sólo para asegurar "su continuidad con un prófugo de la justicia a cambio de la impunidad de éste". El sr. Cercas alude a la falsa concordia -la "concordia" y el "consenso" que iniciaron la Transacción del 78 y nuestra partidocracia actual, y que se ha dado en otras épocas de la historia como en la del Directorio francés tras el Terror- que subyace en este pacto de mentirosos: "He visto cómo se intentaba disfrazar de concordia el aumento exponencial de la discordia, y de perdón el hecho de pedir perdón: la amnistía es lo opuesto al perdón (que presupone arrepentimiento, inexistente en este caso)". Su indignación sube además de tono cuando observa al deuterofirmante: "He visto cómo el PSOE acataba en un pacto las trolas completas acuñadas por un partido reaccionario, supremacista y xenófobo" y la estrategia de los defensores de tal acuerdo: "He visto que contra la derecha está todo permitido, que quien protesta se convierte en agente del PP, y que, para no parecerlo, se aplauden o ignoran desmanes que provocarían una ira justísima si los hubiera perpetrado la derecha" (Es cierto que la actitud de tales sectarios se ha empedernido en los últimos tiempos bajo la presión de la conciencia de lo indefendible, que acallan multiplicando ataques a quienes discrepan de su actitud de tontos útiles que creen todavía en una división clásico-maniquea de "izquierda" y "derecha" a nivel de partidos estatales. Su argumento de que tal amnistía será aprobada por la mayoría del parlamento actual no deja de rezumar nostalgia de las Cortes franquistas, tan poco representativas como las Cámaras de ahora) Concluye el autor, pues, que "tenemos una clase política cínica, irresponsable y envenenada por el poder [...] Hemos tocado fondo".

En una segunda parte de su artículo, el sr. Cercas señala un dilema actuante: o hacer como si no pasara nada (como si hubiera democracia, que diría Antonio García-Trevijano) u optar por la insumisión. Es por ésta por la que se inclina el columnista, que llama a "la rebelión general". Tal postura le llevará, por un lado, a votar en blanco, y, por otro a abogar por la lotocracia ("estococracia" sería el término original, me recuerda mi amigo Joaquín Correa): "un tipo de democracia que propugna la elección por sorteo de nuestros representantes políticos, lo que, implantado de manera inteligente y progresiva, supondría una continua regeneración política [...] y la única esperanza verosímil de que la ensuciada palabra democracia recupere su limpio significado primigenio: poder del pueblo". 

Sin dejar de alabar la valentía del sr. Cercas, y la expresión de su indignación en un medio tan progubernamental ("Y he visto que el PSOE y un partido con el 1,6% de los votos dirimen el futuro de todos en secreto, en Suiza y con un mediador internacional (como si dialogaran Rusia y Ucrania), mientras el resto aguardamos temblando el veredicto de la superioridad..."), no podemos estar de acuerdo con sus recetas de acción política. Primero, el votar en blanco significa, en el fondo, una aquiescencia al sistema político, pues lo único que expresa con tal tipo de voto es que ninguna de las opciones que el mercado del Estado de partidos le ofrece le satisface; segundo, la estococracia podría llevarnos a una especie de nihilismo existencial como el que se describe en la La lotería en Babilonia de Borges, pues supondría coartar toda vocación política que surgiera en la sociedad civil, e ignorar toda la tradición de pensamiento político occidental que aboga por la separación de poderes en origen como medio de evitar o paliar el abuso, la corrupción y la tiranía; y por si no fuera menos, eliminaría el principio de representación política ciudadana, el otro pilar, junto a la separación de poderes, de una democracia formal. El sr. Cercas se sentiría probablemente más aliviado si pensara que, si existiera un sistema de elecciones separadas para el poder legislativo (un diputado por distrito por sistema mayoritario -no proporcional a base de listas cerradas o abiertas de partido como ahora-, y a doble vuelta) y el ejecutivo (presidente del gobierno -en una monarquía- o de la República, a doble vuelta en única circunscripción nacional) podría, como el resto de los ciudadanos, dormir más tranquilo.

No debemos, empero y finalmente, ser ingenuos y pensar que podríamos como país ser como las mónadas sin ventanas de la armonía preestablecida de Leibniz: para acercarnos a esa revolución de la libertad política, a la que sin saberlo aspira también el sr. Cercas, debemos salir de la partidocrática Unión Europea (que tiene las riendas de la Actiocracia ("Deudocracia") en que vivimos, y que hace a nuestros corruptos políticos tomar decisiones contrarias a los intereses de la nación) y alejarnos de los polemófilos objetivos de la OTAN de extenderse sin límite por el este de Europa, aun a riesgo de meternos en un conflicto nuclear con una Rusia que se niega a tener cerca armamento que apunte a su corazón.

¡Que el 2024 sea benévolo con todos!


domingo, 26 de noviembre de 2023

¿HABRÁ UN GOLPE DE ESTADO EN ESPAÑA?

 



A vueltas del tema de la ley de amnistía prometida por el presidente del gobierno en funciones Pedro Sánchez a los partidos separatistas vascos y catalanes, para asegurarse su permanencia personal en el cargo, diversos políticos del régimen y medios afines aseguran que aquél prepara un golpe de estado, para así liquidar el estado de Derecho, la Constitución, la separación de poderes, la democracia, etc., etc. Llegados a este punto, es lícito preguntarse qué hay de verdad en todo esto. Para responder a tal pregunta, es necesario analizar una vez más las bases de nuestro régimen político.

En primer lugar, debe recordarse que no existe una Constitución en España, sino una Carta Otorgada, pues, por un lado, no procede de unas cortes constituyentes, sino del acuerdo semioculto de un grupo de diputados de unas legislativas, y, por otro lado, no se reconoce en ella la separación de poderes, por lo que tampoco puede llamarse Constitución a aquella que con-tanto-esfuerzo-nos-han-dado, según se señala en el artículo 16 de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano. Es, por lo tanto, muy difícil dar un golpe de estado contra algo que no existe.

Por otra parte, tampoco puede decirse que haya una democracia como forma de gobierno en España, dada la aludida inexistencia de separación de poderes en origen (hay, eso sí, separación de funciones, pero eso es lo que teníamos en el franquismo), y la inexistencia de un principio de representación política, encarnado en elecciones separadas para los poderes legislativo y ejecutivo, de acuerdo a un sistema electoral mayoritario. En cambio, el sistema electoral proporcional de listas cerradas y bloqueadas no sirve para elegir, sino para refrendar la voluntad de los líderes de los partidos, que sentarán así las bases de la corrupción como factor de gobierno.

En conclusión, parece difícil hablar de un golpe de estado en nuestra partidocracia, pues todo el edificio de la cosa pública está levantado de manera de que el que acceda al poder ejecutivo, controle al poder legislativo (no se oculta sin ningún pudor que las leyes las elabora el ejecutivo) y al judicial, mediante la elección de los vocales del Consejo General del Poder Judicial, que nombrarán luego a los jueces del Tribunal Supremo que juzgarán a los políticos, y a los magistrados del Tribunal Constitucional, tribunal político y constituido, con ambiciones de constituyente (las luchas de los partidos por controlar estos órganos intervenidos sólo responde a un ansia de poder total). De tal suerte, todo el poder se concentra en unas manos, perfecta definición de la tiranía. Los mismos que protestan contra esta situación son otros partidos del régimen, que proponen como solución la misma fuente del problema: la falsa Constitución de 1978, y engañan al pueblo organizando manifestaciones donde lucen las banderitas de una monarquía que sirve para justificar el statu quo antidemocrático, (y de la que no se puede, por tanto, esperar nada), y las cochambrosas enseñas de la Unión Europea, que santifica todo, mientras los gobernantes patrios se inclinen a sus designios, aunque sean contrarios a los de la nación española; todo, eso sí, bajo una música atronadora que impide siquiera lanzar al aire las consignas de la sumisión.


domingo, 12 de noviembre de 2023

ESTADO Y MENTIRAS DE DERECHO

 


Vivimos estos días en la zozobra de la fase transicional de la cosa pactada para que tengamos el gobierno "progresista" que todos nos merecemos, o no. Asociaciones de toda laya (jueces, abogados del Estado, inspectores de Hacienda, etc.) hablan (siempre en defensa de sus intereses, sin que mencionen a la nación, como señala Hughes) de destrucción del Estado de Derecho, de la Constitución y de la separación de poderes. Cosas que, como bien señala Ignacio Ruiz Quintano, no se pueden destruir, porque no existen:

“Estado de Derecho” es tautología/pleonasmo que nada significa (y lo que los malos quieren que signifique sería horrible), pues todo Estado, sólo por serlo, es de Derecho: el de Sánchez como el de Franco, el de Bismarck como, incluso, el de Gengis Kan. La Constitución es una Carta Otorgada, y sin Constitución (“una sociedad en la que la separación de poderes no está determinada, no tiene constitución”, reza el artículo 16 de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano) no hay Democracia, razón por la cual en España, merced a la llamada Constitución, un jefe de gobierno (hoy, Sánchez) tiene más poder real que ningún monarca absoluto (“donde todo está en una mano”, definió Hamilton la tiranía), sin más “checks and balances” que los deseos de las potencias extranjeras a las que rendimos nuestra soberanía."

Todo en torno a la cacareada "amnistía", vocablo que corre de boca en boca de la demagogia ignorante de nuestra "derecha" e "izquierda" partidocrática, como una libertad más otorgable por el régimen, cuando la autodeterminación es una cuestión de fuerza, como explica magistralmente el propio Ruiz Quintano:

"El régimen no nos trajo la libertad política, pero, según estos arbitristas, nos ofrece unas libertades mayores: la de federar todo lo que no está separado (pura patafísica) y la de separar todo lo que está unido. Tan variadas serían estas libertades que los españoles “creen tener hasta la de hacer o deshacer naciones, y la de separarse de la única que tienen”. Y con la misma naturalidad con que se decide, votando, acometer la bajante en una junta de vecinos. En palabras del fundador de la Junta Democrática [Antonio García-Trevijano Forte], que lo dejó todo avisado: “Es con este abstracto e imposible sentimiento de la patria, a través de la Constitución de un régimen oligárquico, como lo español manifiesta su impotencia para oponerse al egoísta patriotismo económico del nacionalismo catalán y al aldeano patriotismo étnico del nacionalismo vasco” [...] Como concepto objetivo, la “Nación” es un producto de la Historia que al no depender de la voluntad no puede ser objeto de votación. Como concepto subjetivo, en cambio, la “Nación” es un “proyecto sugestivo de vida en común”, frívola ortegada extraída de Renan (también Trevijano se ocupó de los daños causados por “La España invertebrada”) que el fascismo hizo suya, pero olvidando el remate de Renan: “Una nación puede hacer lo que quiera… salvo suicidarse”."

Contra este suicidio, o mejor eutanasia, de la Nación (amnistía tacita a tacita -que tampoco hay prisa, eh-, y bases para un referéndum dizque que consultivo, pero sí, pero no), programada por el PSOE, verdadero epítome de la partidocracia del 78, junto con sus progresistas socios catalanes y vascos (oligarquía burguesa, neocarlistas, y filoetarras y otros zahoríes de esencias mítico-nacionalistas) sólo algunos empiezan a oponerse, sin limitarse a ser comparsas de actos de otros partidos del régimen, que defienden la "Constitución", como solución al problema del que es su origen.

Enardecía, pues, ver ayer a gente como Rubén Gisbert golpeado y llevado en volandas por la policía durante la concentración convocada por la nueva Junta Democrática. Esperemos que su ejemplo y el de muchos otros demócratas sirva para sentar las bases de una resistencia pasiva permanente a este régimen de parásitos, que, dopados de deuda externa, se reparten la nación a trozos (y que, entre otras cosas, gracias al yugo lingüístico, mantengan atados a los trabajadores, estorbándoles la movilidad), y la venden a los intereses extranjeros que les van insuflando dinero y asegurándoles un futuro en la UE-USA, u otros chiringuitos internacionales.


domingo, 24 de septiembre de 2023

PANORAMA POSTVOTACIONAL

 



Tras las elecciones del pasado julio, que Ignacio Ruiz-Quintano decía que han servido fundamentalmente para reasignar cuotas de tertulianos en las televisiones, el juego del "Consenso democrático" -es decir, la unanimidad que esconde la corrupción del reparto del poder del Estado por parte de los partidos del régimen del 78- se ha vuelto particularmente movido: El actual presidente del gobierno partidocrático y líder absoluto de su partido según la Ley de hierro de las oligarquías necesita, aparte de los votos de la ralea separatista (que curiosamente se afirma como apoyo de un "gobierno progresista" cuando hunde sus raíces en el más rancio Carlismo clerical), los de un golpista huido de la justicia, que juega a las cartas en Waterloo sin necesidad de artillería, esperando la visita de una alta representante del tal "progresismo", que comete supuestamente delito por ello.

Los defensores del Estado -ingenuos, ignorantes o corruptos- sostienen que si no se vota, no se tiene derecho a quejarse. Muy al contrario, es al votar cuando uno no debería quejarse de lo que está pasando, pues contribuye con su voto al mantenimiento de la corrupción como factor esencial de gobierno, a la destrucción de la nación como sujeto político y al empobrecimiento de la población en favor de las oligarquías económico-políticas.

Asistimos, así pues, a un político, muy aperreado antes y después de las votaciones, que ahora perrea por mantenerse él en el poder cueste lo que cueste, y todo esto no provoca no ya la indignación, sino el mero estupor moral entre los no ciudadanos, sino súbditos de una Monarquía de partidos de los que sólo se espera que ratifiquen cada cuatro años las listas electorales con las que el líder de cada partido se asegura su capacidad de obtener poder y repartirlo entre sus lacayos, que hagan frente en silencio a una creciente presión fiscal para mantener un henchido multiestado prebendario, y que se mueran lo antes posible, para los que se les ofrece una Ley de la Eutanasia, que no más fondos para la de Dependencia. 

Ese perreo se manifiesta, por ejemplo, en el coqueteo de los medios gubernamentales con la idea de la amnistía para los golpistas exigida por el héroe de Waterloo, para que éste se digne pasarle la mano por el lomo al candidato "progresista" y votarle (también está lo del uso de las lenguas cooficiales, pero eso no tiene nada que ver con la lengua, sino con el deseo del fascio separatista de bajarse la cremallera mostrando que su aparato no se mide en centímetros, sino en palabras). Defienden, pues, estos medios subvencionados que no se habla de amnistía en la Constitución no prohibiéndola, pero tampoco se habla en ella de la ablación de clítoris, y eso no quiere decir que se la permita. Nuestra Carta Otorgada -la que no nos dimos entre todos, sino la que redactaron representantes del régimen saliente con el entrante-, por otra parte, prohíbe expresamente en su articulado los indultos colectivos, que es lo más parecido -aunque menos grave-, a la amnistía. Mientras, la llamada "oposición" sólo muestra su lado más descorazonador de funcionarios del poder a la espera de promoción interna, liderada por un excacique autonómico, que implantó en su Autonosuya el mismo régimen de limpieza lingüística respecto al español -no lengua de Castilla, sino de todos- que en Cataluña.

Es curioso ver que las máximas autoridades de la UE como Von der Leyen, ¡oh, Borrel! y Lagarde, acceden a sus miríficos cargos con problemáticos dosieres a sus espaldas desde sus países de origen, y aún así deciden, sin haber sido elegidas por ellos, sobre el futuro de los habitantes de la UE, ese "inmenso campo de concentración" del que habla Diego Fusaro. Nada importa si destruyen la agricultura europea, y empobrecen a la población en nombre de autoproclamadas "alarmas climáticas" -pues ya lo de "cambio" o "crisis" no sirve para acelerar las medidas que quieren implantar, para conseguir, entre otras cosas, que, ante los imposibles costes, las empresas europeas de punta emigren a los E.U. de Wokistán-, pues de lo que se trata es de obedecer al amo norteamericano y a sus lacayos de la OTAN, y  podrán asegurarse de tal suerte futuros asientos y oceánicos sueldos en organismo internacionales del ramo. Cosa, finalmente, a la que no deja de aspirar también los candidatos presidenciales que se muestran más perrunamente serviles a estas consignas aparentemente "climatófilas" (Eso sí, a Borrel no parece preocuparle las consecuencias climáticas que pueda tener su afirmación de que el objetivo principal de la política europea es que Ucrania obtenga un victoria imposible sobre Rusia).

Ante este terrible panorama, unos se ponen a mirar al rey, pero éste no va a solucionar nada, sino más bien lo contrario, como recordaba Antonio García-Trevijano, citado por Ignacio Ruiz-Quintano:

El poder meramente simbólico del Rey permite a los nacionalismos utilizar el reconocimiento de la Corona como único lazo de unión con el Estado español, para funcionar de hecho como estados independientes.


En fin, sólo queda resistir, y hablar alto y claro, mientras se pueda.


sábado, 17 de junio de 2023

ENTRE VOTACIONES

 



Al día siguiente de las votaciones (que no elecciones, que eso es otra cosa) municipales del 28-M salió el presidente del gobierno para anunciar votaciones generales el 23-J, con evidente deseo de "contraprogramar" como se dice ahora en los medios, y hacer pasar a un segundo plano su derrota en las urnas; era también un cálculo, no ya partidista, sino personal, el que le llevaba a proponer esa fecha, calculada, según sus previsiones, para obtener el mejor resultado posible, presentando al PSOE -ya se sabe, "la casa común de la izquierda", el partido que, de acuerdo con el llamado PSOE state of mind ha determinado la vida política, social y cultural de la sociedad española desde que se configuró como heredero de la base social del franquismo- como la opción de voto útil frente a los partidos a su "izquierda" a los que acababa de pillar por sorpresa en medio de sus divisiones cainitas, frente al PP -su cara B en el fondo, su marca blanca, tan globalista y otanista como el partido de la rosa- y sus adláteres de "extrema derecha". Un magistral órdago a la grande de un trilero de la partidocracia, quizás el más señero que han dado estos tiempos.

Igual que en el Callejón del Gato valleinclaniano, las imágenes deformadas de nuestro régimen político que devuelven los medios son cada vez más extravagantes al par que veristas, y sólo la ignorancia, el cálculo de beneficio y de medro, y el sectarismo que, basado en el principio de identificación -que no de representación- que fundamenta el Estado de partidos, lleva a millones de votantes a actuar como fanáticos hinchas de fútbol, sostienen la mentira fundacional del poder político.

La política es la lucha por el poder (y los cargos, y la creación de redes clientelares) que, si no se desarrolla en el marco de una democracia formal -separación de poderes en origen y representación política vehiculada en un sistema electoral mayoritario con elecciones separadas para el poder legislativo y el ejecutivo-, se basará en la corrupción como factor de gobierno, y en el consenso como tapabocas de la disidencia.

Sería ingenuo, por otra parte, pensar en la democracia "para un solo país", pues lo que propio de un partidocracia es que sus oligarquías -que no representan a la nación en un ningún parlamento elegido al efecto- se vendan y vendan los activos nacionales a la potencias que controlan los flujos de deuda, que permiten a estas castas mantener sus aparatos estatales de despilfarro.

Este sometimiento a los intereses extranjeros está siendo sangrientamente notorio en el caso de la intervención de Rusia en la guerra civil de Ucrania, convertida en una guerra de desgaste contra aquélla por parte de EE.UU. y la OTAN, contra los intereses económicos de los países europeos, "el mundo libre" partidocrático. Así, hemos podido ver al sr. Borrell, Mr. Abengoa, que habla en nombre de todos los europeos sin que nadie lo haya elegido democráticamente, pedir el rearme conjunto de la UE, lo que beneficiará -quien lo diría- a la industria de la muerte norteamericana, aunque eso perjudique ahora a partidas de gasto social. Borrell, procedente de las más refinadas capas europeístas del corrupto PSOE, es un palmario representante de esa clase partidocrática transnacional que se instala por el dedo de amigos -en este caso Von der Leyen, ambos con un común amigo norteamericano- al frente de instituciones que deciden sobre las vidas y las haciendas de millones de personas, carentes de control ciudadano. 

Es, pues, una perfecta dictadura lo que se nos vende, envuelta en aparentemente filantrópicos proyectos como la siniestra Agenda 2030, destinada al sometimiento de la población a los intereses del capitalismo globalista, que, eso sí, convive sin ninguna contradicción con la promoción de la guerra en territorio europeo, como si viviéramos en la euforia belicista previa a la Primera Guerra Mundial, y donde faltan los Romain Rolland que apuesten por la paz, solos contra el mundo.


lunes, 1 de mayo de 2023

REVISTA DE MEDIOS DE ABRIL DE 2023


 

Jay Eyerman [Art Blart blog]



El doctor Martín-Miguel Rubio Esteban recuerda la postura de Antonio García-Trevijano sobre el conflicto de Ucrania, poniéndola en relación con el antagonismo de Rusia con el eje anglosajón: "Cuando Vladimir Putin invadió Crimea, reintegrando el territorio a Rusia, como antes de Kruschev, Antonio criticó duramente a Putin por no haber invadido también todo el territorio ucraniano, al este del Dniéper, que consideraba la tierra de la etnia rusa avasallada y diezmada por Kiev. Lo dijo en dos ocasiones en medios audiovisuales. El papanatismo siempre ha sido el gran problema del carácter ruso, del que se ha aprovechado el occidente europeo, particularmente el Imperio Británico. El papanatismo del imperialismo cristiano-ortodoxo de los zares fue siempre vencido y burlado por la astucia británica. El papanatismo de la ortodoxia marxista, incapaz de ver al hombre tal como es, con la antropología del sentido común y la experiencia de la vida, hundió al imperio soviético. Sólo Putin se ha enfrentado al carácter cándido y fatalmente quietista de Oblómov, el tierno personaje que mejor ha simbolizado las peores faltas del carácter ruso que, por una parte, explican sus rotundos fracasos, y por otro lado, su inquebrantable rectitud de intenciones, tantas veces convertidas en el ludibrio de Occidente."

Irene González señala cómo la pandemia ha causado el aumento exponencial de la publicidad institucional en los medios, y la expansión del consenso (es decir, de la unanimidad impuesta), característica de las partidocracias: "En el año 2020 la pandemia también ayudó a acelerar el inició del nuevo sistema democrático posmoderno en España basado en una ficción sensiblera de falsa diversidad, unidad y gobernanza mundial. Desde entonces, la democracia es un concepto resignificado, disuelto y ahogado en otro del que ya es inherente: la unanimidad, el consenso. Lo importante no sólo es que nadie se salga del guión, sino que todos lo aplaudan. Los ciudadanos, a través de los medios, han aceptado el entusiasmo en la pérdida de libertades y el empobrecimiento progresivo como la más pura prueba de su compromiso con la democracia y los valores europeos. La posmodernidad es ese negocio que mantiene el nombre de las cosas mientras las expolia y transforma en lo contrario de su esencia."

Rubén Gisbert muestra la malinterpretación de una imagen de dos políticos del régimen como un ejemplo del tipo de acción política que se desarrolla en España. La búsqueda de la destrucción del adversario electoral lleva a los partidos y a sus acólitos a utilizar cualquier medio para conseguir sus fines, que consisten en llevar a la gente a las urnas, haciéndolos inquisidores de su odio, como diría Manuel Chaves Nogales.

Luis Riestra analiza las relaciones entre corrupción y sistemas electorales, de cara a los duros tiempos económicos que se avecinan: "Los demócratas vemos a los políticos como presuntos delincuentes, por eso los queremos meter en una forma de gobierno, con unas reglas de juego estrictas, regido por la representatividad del votante y la división de poderes en origen, conseguido eso, ya pasarían a tener la presunción de inocencia. En ausencia de democracia lo que abunda es la corrupción, por eso, como demostraron Kunikova y Ackerman y se constata en la tabla, donde hay sistemas electorales como el nuestro hay más corrupción; y sí, queridas ranas, los hay peores, como dictaduras, teocracias, etc. En la tabla lo extraño es la democracia, siendo común las partitocracias, como en Europa y el porqué de su existencia lo vimos en "La OTAN y el interés de España".

Ángeles Álvarez, miembro de la asociación Contra el Borrado de las Mujeres analiza los protocolos educativos de corte transgeneristas, revelando su carácter totalitario y atentativo contra la patria potestad familiar, como se ilustra en la presentación del vídeo: "Los protocolos educativos son las guías o instrucciones dirigidas a los centros de enseñanza, sobre procesos de actuación que deben llevarse a cabo con el alumnado, en diversos ámbitos, ya sea desde la prevención, la detección o la intervención, en materias como el acoso escolar, el maltrato infantil, el absentismo o, como en el caso objeto de este estudio, los de corte transgenerista. En el sistema educativo español existen actualmente 13 protocolos educativos derivados de leyes LGTBI o trans (ver anexo 1) aprobadas por CC.AA. que amparan y priorizan la denominada “identidad de género" [pues se busca enfocar el género en esta legislación como una categoría identitaria en sustitución del concepto 'sexo', cuando aquél no constituye una identidad, sino los estereotipos sexistas o roles sociales que se asignan a cada sexo] ¿ Qué proponen estos protocolos?Los protocolos compilan y proponen las actuaciones que deben implementar los centros educativos en caso de “detectar” que existen alumnas o alumnos que se autoperciben como “transgénero” o son percibidos como tales por su entorno (incluida la comunidad docente) [y pueden ponerse en marcha si conocimientos de los padres] ¿En base a que la comunidad educativa percibe el transgenerismo? en base a percepciones y creencias meramente subjetivas que están siendo introducidas en la formación del profesorado obligado a formarse en las creencias sexistas sobre los comportamientos y estereotipos de género y que son contrarios a los principios coeducativos". En una partidocracia como la nuestra, donde la sociedad civil está desmovilizada y narcotizada por los medios al servicio de los intereses de los partidos, y donde no existe una sociedad política que sirva de intermediaria entre los ciudadanos y el Estado, es normal que se impongan de forma totalitaria normas como la citada, que van claramente contra la libertad y los intereses del conjunto de la sociedad, pero que forman parte de las agendas ideológicas de los partidos, que gozan de un poder absoluto y sin control cuando llegan al ejecutivo.

"Una de las aspiraciones de los partidos políticos en esta partidocracia es ampliar su poder y su financiación con el erario público, lo cual es propio de déspotas, y consituye otra arista de la corrupción sistémica que asola a nuestra nación. Esto no es una cuestión del color del que gobierna ni de ideologías, sino del sistema político y de la supervivencia de la nación o pueblo. Sin democracia formal, los partidos no tienen ni tendrán límites para abusar del poder".

Alberto Iturralde en Negocios TV explica el viaje de Macron a China y el apoyo a su plan de paz en Ucrania como un gesto hacia su enfurecida población, harta de su sumisión a los intereses de los EE.UU. (explica así el asalto a la sede parisina de BlackRock), desmarcándose de la política de la OTAN y aproximándose al gigante asiático. Como el presidente francés sabe que la guerra "no puede durar más allá del verano", se permite así hacer gestos de cara a la galería, y promocionar un acuerdo de paz, cuyas condiciones serán impuestas por Rusia, evidentemente peores para Kiev, por no haber aceptado el acuerdo de paz propuesto antes de la intervención de Rusia en la guerra civil de Ucrania estallada en 2014. El verdadero fin del conflicto -según Iturralde- estará marcado por el sistema financiero (del que forma parte BlackRock), que exigirá un nuevo marco de paz para vender sus activos.


sábado, 1 de abril de 2023

REVISTA DE MEDIOS DE MARZO DE 2023



Página promocional, el 7 de mayo de 1933 en el periódico Ahora, de la serie de reportajes sobre Alemania e Italia, realizados por Manuel Chaves Nogales, y publicados por la ed. Almuzara en 2012 con el título de "Bajo el signo de la esvástica" (via)



Ignacio Ruiz Quintano trae a colación el asunto de la corrupción en el fútbol para ilustrar la apatía política de la sociedad civil española: "España oye hablar ahora de la corrupción del fútbol (su timbre de “Kultur”) con fatalismo franco-alemán y apatía ibérica. Esa pasión de beatitud vital y arrogante desprecio de las cosas inquietantes proviene, según el único español [Antonio García-Trevijano] que lo estudió en profundidad, del hábito de obediencia política, y lo refuerza [...] Y es que, al taponazo de botella de champán del mayo madrileño contra el francés, siguió lo que Dalmacio Negro ve como “una especie de atonía popular que constituirá siempre el talón de Aquiles del liberalismo”. Lo más grave es que la indiferencia popular contribuirá a que la clase política se corrompa y se deje separar fácilmente de la sociedad civil."

Gregorio Morán denuncia la "sociedad podrida" en cuyo seno se produjo el desenlace fatal de un episodio de acoso dirigido contra dos hermanas de origen argentino en Cataluña. Morán habla de una sociedad anestesiada y servil respecto a la legislación ideológica creada por el ejecutivo, que sirve para ocultar el verdadero origen del mal, el odio xenófobo reforzado por la política de limpieza lingüística al modo fascista: "Entonces aparece con su manto nuevo la sociedad podrida. Que se creían ellos que era Sallent y qué era Cataluña. A los padres no los podían echar por más que perdieran el trabajo y les fuera menester vivir a la que salta, el precariado. Pero las niñas no; o aprendían catalán o sabrían lo que era una sociedad de blancos y pobres, agarrados a la xenofobia pero temerosos siempre de no caer en la islamofobia, que eso puede tener malas consecuencias y hay que darles tiempo a que pasen al catalán, porque ellos no están marcados por la lengua opresora de sus padres y madres que hablan castellano. Nada que sea trascendente tiene valor para quien alimenta el resentimiento. El miércoles salió en el BOE la Ley de Autodeterminación del Sexo Registral según la cual un adolescente a partir de los 16 años puede cambiar de sexo a voluntad. La parroquia taciturna; apenas alguna voz de experta en la materia señalando que se trata “el primer gran escándalo médico y ético del siglo XXI”. El mundo de la izquierda institucional se decanta por el sexo y el bienestar animal, pero aún no tenemos un Freud que nos lo diagnostique. Primero “el sólo sí es sí”, una tautología para gente sin pasiones, con grave costo para el victimario. Ahora la autodeterminación individual de género sin otro requisito que la intención; una reducción del anuncio “la república de mi casa” por el más vistoso de “mi cuerpo es una república”. Pertenezco a una generación viejuna que en general no estaba a gusto con su físico, ni con su municipio, ni con su sindicato ni con su Régimen, pero de ahí pasamos a la modernidad narcisista y sus nuevos relatos cuasi constitucionales. Yo escojo mi género a voluntad y además debe sufragarlo la Seguridad Social. No es que hayamos perdido el norte, es que se nos cayó la brújula. [...] Ya tiene que estar narcotizada una sociedad para que considere que a los 12 años una querencia pueda convertirse en algo irreversible. Pasmo es lo que causa que medios de comunicación para “la buena gente” -que por inquietante que resulte se da en el área de Núñez Feijoo tanto como en la de Pedro Sánchez- se haya recogido la tragedia como la desgraciada aventura de una niña y “el de un chico suicidado en Sallent”. Convertir el drama en una historia de trans postmortem es el colmo de la modernez periodística y sólo contribuye al objetivo de diluir las responsabilidades sociales."

Irene González considera el feminismo institucional como una manifestación de misoginia, contra la que se rebela: "El feminismo que le ha tocado vivir a mi generación parece ideado por el mayor miserable de los misóginos. Me siento insegura en las calles viendo cómo se prioriza la paridad en la policía a mi seguridad personal como mujer. Un feminismo que con su victimización ha conseguido que la desconfianza y la incredulidad sean lo que envuelva a toda denuncia de violación, acoso y maltrato fuera de un tribunal. Que las verdaderas víctimas de esos deleznables delitos sientan la desprotección social de ser creídas y comprendidas en su entorno. Callar para que no te confundan con las miserables que utilizan la nueva legislación en venganza o negocio. Un sistema en el que un hombre no debe hacerse responsable de dejar embarazada a una mujer y el matrimonio es considerado opresor. Mujeres reivindicando el aborto como derecho liberador de la vida de sus propios hijos. Sólo un sádico misógino podría haber ideado un sistema así bajo el nombre de feminismo, donde la indefensión física de las mujeres es considerada un avance en la igualdad, donde el aborto es el mayor derecho de la mujer y donde en el ecosistema hombres y mujeres vivimos apartados culturalmente." En su vídeo anterior sobre la nueva propuesta legislativa de paridad en los consejos de administración y listas electorales -que demuestra la falta de separación de poderes pues el poder ejecutivo el que legisla, y la falta de representación política, pues ésta será determinada por los genitales-y en éste sobre la celebración del 8M, Rubén Gisbert, por otra parte, señala la desigualdad ante la ley que existe en España entre hombres y mujeres, fruto de una misandria ideológica totalitaria y estatalista, que tienen como objetivo crear conflictos sociales y división, de lo que se benefician los buitres políticos para justificar su modo de vida y sus clientelas. Tal "diarrea legislativa" partidocrática confluye en ser negativa tanto para hombres como para mujeres.

En sus Remembranzas trevijanistas el doctor Martín-Miguel Rubio Esteban reflexiona sobre la degeneración de la fotografía como arte realista y su transformación en instrumento de la manipulación propagandística antirrusa en la guerra de Ucrania: "En el terreno de la veracidad de lo real, nos decía Trevijano, ([que] ,como Sócrates, fue el tábano puesto por el “daímon” inmortal de España en el hoy español para aguijonear y despertar a sus conciudadanos hebetados por un consenso que nos dice que estamos perfectamente representados en el Parlamento y que somos libres) el arte no puede competir con la fotografía. La pintura abstracta comienza a germinar cuando las bellas artes plásticas dejan de ser informativas. La fotografía toma el relevo del arte en esta función. Durante la Guerra del 14, los lectores de periódicos sintieron la emoción de los acontecimientos a través de la fotografía. Si decimos “la imagen vale más que las palabras”, no es porque el sentido de las cosas físicas o sociales se capte mejor con imágenes gráficas que con descripciones literarias. Es porque en aquella época de inocencia se creyó, respecto a la veracidad de lo representado o lo narrado, que las ficciones del arte no podían igualar, en credibilidad, a la fotografía. De ahí que ésta se desarrollara durante aquel sangriento conflicto con una estricta deontología profesional, ajena al arte y a la crónica periodística de los sucesos. La manipulación del negativo captado por la cámara estaba prohibida. El declive de la literatura y la pintura ha sido paralelo a la ascensión de la secuencia fílmica y del fotograma. Se creía con fe ciega que el verismo del ojo mecánico no podía engañar. Hasta que bastante tiempo después se descubrió la posibilidad de fraude mediante el montaje y la descomposición artificial. Hoy la inocencia artística de la fotografía se ha podrido, prostituyéndose el sentido primero de ésta, cada vez que vemos las imágenes en Occidente de la guerra de Ucrania, completamente filtradas y manipuladas, de suerte que nada hay ya en ellas de verdadero, y tampoco de arte. Pura propaganda antirrusa de mala calidad y baja estofa".

Rubén Gisbert habla con Alberto Iturralde, analista de bolsa, sobre la crisis financiera. Éste la señala como una maniobra de los bancos centrales para sembrar el pánico y preparar la sumisión al dinero digital. El papel de políticos partidócratas como Pedro Sánchez es el de endeudar a España para que siga sometida a las directrices geopolíticas de terceras potencias. Sólo la conciencia de la necesidad de la libertad política colectiva puede conseguir que tal clase oligárquica pague ante la justicia por sus desmanes.

El periodista económico Lorenzo Ramírez señala el cambio de actitud del influyente economista de la agenda 2030 Jeffrey Sachs, quien señala que la guerra de Ucrania sólo terminará cuando ésta reconozca que es la víctima de un conflicto por poderes entre EE.UU. (que ha estado armando al régimen de Zelensky para expandir la esfera de influencia de la OTAN) y Rusia, que data de 2014. Concluye Sachs afirmando la necesidad de unas negociaciones de paz y un acuerdo basado en el de Minsk II, que fue ya dinamitado en diciembre de 2021 por EE.UU. y R.U. La torpe propaganda belicista de la UE y la OTAN, que obvia y arrolla cualquier demanda de paz en el llamado "Occidente", recuerda el rechazo del pacifismo de otras épocas y regímenes como el nacionalsocialista, ilustrado por el periodista Manuel Chaves Nogales en una serie de reportajes realizados para el periódico Ahora en 1933, y publicados en forma de libro por la ed. Almuzara en 2012: ""Si Adolfo Hitler está gobernando hoy en Alemania, es porque lleva doce años predicando la guerra [...] Si los nazis se dedican hoy al deporte de cazar como a ratas a los judíos y los socialistas, es esencialmente porque los judíos y los socialistas son pacifistas. Esta palabra de "pacifista" es el mayor insulto que se puede dirigir en estos días a un ciudadano alemán" (p.26)"