sábado, 14 de enero de 2017

Biografía de Thomas Jefferson

THOMAS JEFFERSON
(1743 - 1826)


Thomas Jefferson contribuyó con su vasta cultura
y su ejemplar sentido de la libertad a la formación
de los Estados Unidos de América.

Se dice que el aspecto de los más famosos presidentes de la historia de los Estados Unidos de América resulta impresionante para sus contemporáneos por una u otra circunstancia. Washington era tan robusto y orgulloso que incluso las personas más cercanas a él le tenían un poco de temor. La imagen de Lincoln, con su afilada nariz y sus negrísimas cejas, estaba bañada de una melancólica majestad. Kennedy parecía reunir en sus ojos toda la tristeza y en su sonrisa todo el encanto de las gentes sencillas. Jefferson sin embargo, podía muy bien pasar desapercibido en tanto no se conversara con él.  Su físico no era especialmente llamativo ni impresionante. Tampoco destacaba como orador o líder de masas. Era en el trato directo y, por ello, sus interlocutores quedaban sorprendidos, porque pocos hombres de Estado han sido tan arrolladoramente inteligentes, tan sabios y perspicaces como él.


Thomas era el primogénito de diez hijos del matrimonio Peter Jefferson, agrimensor y coronel de milicia, con Jane Randolph, descendiente de una vieja familia virginiana. Se educó con profesores religiosos y, a la muerte de su padre heredó más de mil hectáreas de tierra y treinta esclavos. Luego estudió leyes y obtuvo el derecho de ejercer la abogacía en 1767. Pero, sin duda, lo que más huella dejó en su espíritu durante esos años de formación fue la filosofía que en aquellos momentos se gestaba en Francia. Jefferson tenía veintidós años cuando concluía la publicación de la Encyclopédie, por lo que, prácticamente, fue contemporáneo de Rousseau, Voltaire, Diderot y D'Alembert. Es fácil imaginar el efecto producido por las ideas de estos pensadores en la mente de un hombre joven, estudioso, buen conocedor del francés y desde un primer momento comprometido con los ideales que propugnaba la Ilustración.

Diderot                           D'Alembert

Voltaire                                   Rousseau

Su carrera política se desarrolló paralelamente al impulso cobrado por la revolución americana en aquellos tiempos decisivos. Fue elegido para la Cámara Burguesa de Virginia y asistió a los Congresos Continentales de 1774 y 1775, en los que los representantes de las trece colonias norteamericanas promovieron definitivamente el movimiento independentista. Junto con Benjamin Franklin, el famoso inventor, y John Adams, que sería el segundo presidente de los Estados Unidos, fue el encargado de elaborar la Declaración de Independencia. Él mismo redactó el borrador de tan importante documento, que apenas fue corregido por sus célebres compañeros. Por este motivo, muchos le han considerado el alma de la revolución americana.

Benjamin Franklin

John Adams

El solemne acto de la Declaración de la Independencia de los Estados Unidos, aquí en el célebre
cuadro de John Trumbull que se halla en el Capitolio de Washington, celebrado en 1776 en Filadelfia,
fue especialmente emotivo para Jefferson, principal autor del texto, además de Franklin y Adams.

Más tarde gobernó el Estado de Virginia, fue nombrado delegado para el Congreso y entre 1785 y 1789 representó a su país en Francia, de donde regresó al ser nombrado secretario de Estado por el recién elegido presidente Washington. Jefferson aceptó el cargo exclusivamente por patriotismo, pues deseaba apartarse de la vida política. A la sazón era secretario de Hacienda Hamilton, cuya política exterior y medidas financieras diferían totalmente de las sostenidas por Jefferson. Ambos defendieron sus posiciones y Jefferson acabó por dimitir de su cargo en 1793. Desde su retiro de Virginia, Jefferson encabezó una campaña contra el partido federalista, cuyos jefes eran Hamilton y John Adams, a los que acusaba de intentar crear una oligarquía financiera a expensas de los agricultores. Su campaña consistió en conversar con decenas de políticos y enviar centenares de cartas a quienes podían respaldarlo. Sin embargo, se abstuvo de atacar al presidente Washington, por el que sentía un profundo respeto.
Alexander Hamilton
Las elecciones de 1796 llevaron a la presidencia al federalista John Adams y a la vicepresidencia al propio Jefferson, que aglutinaba al movimiento republicano. El distanciamiento entre ambos políticos se acentuó por momentos. Jefferson se vio obligado a pasar a un segundo plano en espera de nuevas elecciones. Al fin, en 1800, fue elevado a la presidencia.
Los dos grandes acontecimientos de su mandato fueron la compra de Luisiana a Francia y la expedición a las tierras situadas al oeste del Misisipí. La primera de estas iniciativas puso de manifiesto el instinto comerciante de Jefferson y su capacidad para impulsar la expansión territorial de los Estados Unidos por medios pacíficos. Napoleón había firmado en España , en 1800, un tratado mediante el cual se devolvía a Francia la Luisiana. Informado de este hecho y conocedor de la pésima situación económica del gobierno francés, Jefferson propuso la compra de ese territorio, una inmensa franja de tierra correspondiente a la zona central de lo que hoy son los Estados Unidos. Por quince millones de dólares de aquella época, se adquirían más de dos millones de kilómetros cuadrados. Desde luego, no fue un mal negocio.
En cuanto a los viajes hacia el salvaje Oeste que realizaron los exploradores militares Lewis y Clark, sirvieron para establecer relaciones pacíficas con las tribus autóctonas y para obtener datos relativos a la geografía, los recursos minerales, la vida vegetal y animal, las organizaciones tribales y los idiomas de los pobladores originales de aquellas tierras. Además, abrieron las puertas a una lenta y constante migración de colonos que empezaron poco a poco a ganar espacio para la Unión. Comenzaba la legendaria conquista del Oeste.

Lewis                       Clark
Las realizaciones de Jefferson no fueron obra de la improvisación, sino el resultado de unos planes que habían sido elaborados largamente. A pesar de pertenecer a una casta aristocrática de terratenientes, favoreció el parcelamiento de las grandes propiedades porque convenía a la expansión de su país; aunque el mayor de los varones de su familia, combatió el derecho de primogenitura para que los propietarios fueran los más aptos; había nacido en el seno de una vieja familia de las primitivas Trece Colonias, pero proclamó el derecho de ciudadanía para los inmigrantes con sólo dos años de residencia; por último, no obstante haber recibido una educación religiosa, se declaró partidario de la libertad de cultos, lo que le atrajo el respaldo de las minorías. Sería difícil entender los logros de Jefferson sin saber que, por encima de todo, se obstinó en ganar para su pueblo una serie de libertades fundamentales y de valores que rigiesen en el futuro la vida política del país. Poseía fe absoluta en la libertad de palabra  y de prensa y en la educación del pueblo como base para el asentamiento de una democracia sólida. No gustaba de discutir sus ideas religiosas y un día, al ser preguntado por su fe, contestó: "Mi religión es algo que sólo concierne a Dios y a mi mismo. Si mi vida ha sido honesta, la religión que la ha animado no puede ser mala, pero esto es algo que pueden decirse muchas personas de credos diferentes"


Defensor a ultranza de la libertad, si los Estados Unidos son hoy un país tolerante y emancipado, ello es debido en primer lugar a Thomas Jefferson, que supo supo inculcar esa tolerancia en sus contemporáneos. Al mismo tiempo, los efectos de su filosofía en torno a la expansión territorial de los Estados Unidos se hicieron sentir muy pronto, hasta el punto de que veinticinco años después de su muerte la unidad continental de la nación era ya un hecho y la mayor parte de la misma se había logrado por medios pacíficos. 
Pero Jefferson era también un erudito polifacético que poseía un profundo conocimiento de los principios científicos y del valor práctico del saber abstracto. Un hombre de menor talla intelectual hubiera atribuido a sus hallazgos en el terreno científico un valor fundamental. Él los consideró, en su mayor parte, intrascendentes. Entre sus estudios más importantes figura el relacionado con la introducción del sistema decimal en las monedas, pesas y medidas norteamericanas. Sus argumentos en contra de la continuación del empleo del sistema de libras y peniques británico fueron tan convincentes que el Congreso terminó por adoptar su sistema monetario, basado en el dólar. También creó un método para determinar longitudes geográficas, inventó un arado completamente distinto a los existentes y se adentró en la historia natural llevado por el interés sobre fósiles de mamíferos prehistóricos.
Su principal aportación es, sin embargo, el impulso que bajo su mandato experimentaron la observación científica y los estudios de todo tipo. Como buen ilustrado, hijo de su tiempo y amante de la labor de los enciclopedistas, fomentó la invención introduciendo un sistema de patentes  que permitiera a los inventores  ver recompensada su labor así como interponer reclamaciones contra los usurpadores. También impulsó la elaboración de un censo detallado de la población del país en el que figuraran la edad, origen y profesión de cada ciudadano, para conocer los parámetros fundamentales de cualquier zona del país y encontrar las personas capaces de realizar las tareas apropiadas. Por último, concentró su interés en la educación y contribuyó a la creación de la Universidad de Virginia, cuyos estatutos redactó personalmente. Como arquitecto, Jefferson también influyó decisivamente en los hábitos constructivos de su país. Amante de los clásicos y buen conocedor de su estilo, propugnó una vuelta a los modelos antiguos e instituyó una tipología de edificios que se deja notar en sus obras, entre las que destaca el Capitolio de Virginia, la Universidad del mismo Estado y su propia residencia de Monticello.
A ella se retiró en 1808, tras finalizar su segundo mandato y rehusar presentarse a una nueva reelección. Desde allí prodigó sus consejos a los presidentes Madison y Monroe, hasta que el día 4 de Julio de 1826, aniversario de la Declaración de Independencia de los Estados Unidos, falleció tras haber legado a la posteridad una ingente obra política e intelectual, caracterizada por la honestidad, la determinación y la tolerancia. 


Capitolio de Virginia




Residencia de Monticello
No podemos dejar en el tintero una de sus mayores obras:

Primera página del borrador de la Declaración de la Independencia americana de puño y letra de Thomas Jefferson, quien, a su vez, escribió varios artículos de la Constitución dejando siempre la simiente de la tolerancia como base de la democracia sólida.

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