martes, 28 de febrero de 2023

REVISTA DE MEDIOS DE FEBRERO DE 2023


 

Bill Brandt [Art Blart blog]



Rubén Gisbert analiza la pantomima de PABLO IGLESIAS y CARMEN CALVO sobre la Ley del sí es sí en la cadena SER, "que pone de manifiesto aspectos importantes de sistema político español y deja en evidencia las mentiras y desconocimiento del gobierno sobre el daño irreparable de la ley del sí es sí". Señala Gisbert que el daño perpetrado por la ley es irreparable, a pesar de la reforma de ésta prometida por el PSOE, ya que, por haber entrado meramente en vigor, en el futuro no se podrá aumentar la penas de los ya condenados, porque existe el derecho, reconocido en la Constitución del 78, artículo 9, de que no se pueden aplicar retroactivamente penas más gravosas. El problema esencial es que las leyes no nacen de un parlamento de representantes, sino que son los jefes de cada partido los que llevan a cabo iniciativas legislativas que se aplican sin ningún límite ni control. La llamada "Ley del sí es sí" es un producto de la falta de separación de poderes y principio de representación política.

Ignacio Ruiz Quintano señala cómo la propaganda otanista probélica se afianza de modo irracional entre la población del llamado "Occidente", quedando como sospechosas las peticiones de negociación para resolver la guerra en Ucrania: "Sánchez, cuya hegemonía se mueve “en la tensión entre el núcleo irradiador y la seducción de los sectores aliados laterales” (Errejón), es el otanero más elogiado por sus jefes en Washington, que admiran su solanáceo ardor guerrero, explícito en sus andares de Tony Manero, hasta un punto en que los socialistas de Burgos se han visto en el brete de abolir en pleno municipal las armas nucleares. Y es que la misma chusma que hace un año acorraló a Djokovic en Australia porque “las leyes son para cumplirlas” (sonrisa sardónica de Griñán) pide palomitas para asistir en platea a una guerra nuclear.  –Estamos al borde de la Tercera Guerra Mundial en Ucrania, y necesitamos un acuerdo de paz ahora mismo –ha dicho Trump, el único americano relevante, por cierto, que también se opuso frontalmente al crimen de Iraq. En este obscenario Nuland, oponerse a la guerra nuclear es el nuevo fascismo (trumpiano, por supuesto), y hasta el ministro de la guerra de Meloni opina, en el país del histórico gas mostaza en Abisinia, que un solo tanque ruso en Kiev sería el Final. Al final la “democracia liberal” se les quedó pequeña y avanzan hacia la “democracia nuclear”, donde según Schmitt cada persona tiene el derecho fundamental a por lo menos una bomba atómica, pues “sólo entonces seremos iguales”.

La conciencia, pues, de que nuestro país es un mero ayuda de cámara de los intereses de terceros, que son los que suministran el dinero para que la clase política pueda mantener un Estado hipertrofiado de prebendas y clientelismo contra el bien común de los ciudadanos, nos hace reflexionar, por un lado, sobre la dificultad de conseguir un proceso de libertad constituyente que no se desarrolle también en otros países de nuestro entorno, y, por otro lado, en la cruda evidencia de que, aun así, es la única salida posible para recuperar nuestra soberanía nacional, y el necesario acercamiento a las naciones hispanoamericanas.

Luis Escribano denuncia la impunidad y estafa de los partidos a los votantes, y su impotencia ante éstos: "Para el delito de hurto, la pena prevista en el Código Penal (artículo 234) es de 6 á 18 meses de CÁRCEL, y de 1 á 3 años si lo hurtado, por ejemplo, tiene valor artístico, histórico, cultural, etc. Sin embargo, si una AUTORIDAD PREVARICA, y con ello PERJUDICA GRAVEMENTE a la Administración Pública, la pena prevista sólo es de "inhabilitación especial" de 9 á 15 años (sin cárcel), por lo que podría ser nombrado de nuevo en otro cargo público distinto al ocupado. Para colmo, muchos jueces se agarran a los resquicios que los partidos les procuran en las leyes para archivar los casos de corrupción política. Así, los jueces evitan conflictos con ellos, siendo el más usual es el del "principio de intervención mínima" del orden penal. Esto último lo justifican los jueces manifestando que las graves ilegalidades que ellos no consideran delitos, pueden castigarse en la vía administrativa. Pero, aquí está la trampa: los partidos son los que aplican el régimen sancionador en esta vía, y no castigan a sus autoridades, quedando siempre impunes. Todo está bien pensado para beneficio de la clase política y perjuicio del pueblo. ¿Sabían que los partidos eliminaron del Código Penal la "prevaricación culposa" y así poder nombrar en cargos públicos a incompetentes y analfabetos funcionales (dóciles a los jefes de partido), porque sabían que serían condenados con demasiada frecuencia por negligencia en sus actuaciones? Para los partidos, el daño a lo público (prevaricación) es menos gravoso que el daño a un particular (hurto de 500 euros). Esto sólo es un ejemplo más del daño que nos hace a la inmensa mayoría de los españoles el sistema partidocrático instituido en 1978, ese que defienden TODOS los partidos, sin excepción, y que la mayoría de los españoles apoya cuando votan a los partidos. Si la mayoría sigue votando a los partidos, y no deslegitima dicho sistema politico con la ABSTENCIÓN para instituir una democracia formal como sistema, seguiremos sufriendo las injusticias y los abusos de poder, sin poder remediarlo".

Ilya U. Topper señala las paradojas del "respeto a la diversidad" de nuestras sociedades, cuando vuelven a casa las mujeres europeas que partieron para vivir bajo el Daesh: "El retorno de las mujeres europeas que han ido a vivir al Califato es un dilema para Europa, porque Policía y Judicatura tienen ahora la obligación de tratar como delito lo que partidos, empresas, prensa y Gobiernos han promovido siempre como respetable expresión de identidad y cultura. "Trae alegría y acepta el hiyab" y "La libertad está en el hiyab", rezaba una campaña de 2021 con los logotipos de la Unión Europea y el Consejo de Europa; sí, el segundo organismo tiene como misión principal defender los derechos humanos. Y si en Reino Unido, el hiyab negro ya se vende como parte de un uniforme escolar para niñas de cinco años, empresas como Nike han ido más lejos: incluyen mujeres con niqab, es decir, con la cara enteramente cubierta, en sus vídeos promocionales de respeto a la diversidad. Porque los empresarios, que entienden de sectores de mercado, saben perfectamente lo que los políticos pueden intentar embrollar con palabrería. No hay ninguna diferencia ideológica fundamental entre hiyab y niqab. No más que entre tomarse el éxtasis en pastillas o esnifarselo. La droga es la misma [...] Pero entonces, ¿qué tenemos contra Martínez y Fernández? ¿Usted las oyó alguna vez decir que había que matar a alguien? ¿No? Entonces, ¿por qué nos parece mal que puedan educar a sus hijas en esta misma ideología? Ellas ya llevaban niqab cuando se fueron. No se radicalizaron en un lejano desierto. La ideología ultrafundamentalista que las impulsó a trasladarse al Califato la aprendieron en mezquitas españolas, especialmente la conocida como 'de la M-30' en Madrid, financiada por Arabia Saudí, como nos revela la minuciosa investigación de la periodista Pilar Cebrián en el libro El infiel que habita en mí (2021). Lo mismo vale Luna Fernández. No son distintas a decenas o cientos de otras mujeres en España, madres de familia, conversas, algunas, otras, muchas, semiconversas —así llamo a quienes se pasaron de la religión de sus padres a la de los predicadores salafistas que ha usurpado el nombre del islam— que educan a sus hijas en esta misma fe. Y que reciben el apoyo de prensa, partidos y empresas bajo el lema de diversidad. El error de Martínez y Fernández era geográfico. Eligieron la arena equivocada. Si en lugar de irse al desierto de Siria se hubiesen paseado con su niqab negro o su burkini por las playas de Cataluña, con una pancarta de No al racismo, hoy les estarían ofreciendo un cargo municipal o un puesto en las listas para las próximas elecciones. ¿La diversidad no era eso?"

Miguel Sebastián valora, como cada mes, la evolución de la pandemia del COVID en el mundo, y habla de la situación en España, marcada por los poco fiables datos estadísticos: "Las buenas noticias en el descenso en el número de casos se ven empañadas por el notable aumento en el número de fallecimientos: 1.445 en enero, 47 por día, son cifras que no veíamos desde el mes de agosto. El número de fallecidos en accidentes de tráfico en todo el año 2022 es inferior al número de fallecidos por Covid-19 en un único mes. Una cifra que nos debe hacer reflexionar. Si calculamos la tasa de letalidad, fallecidos por número de casos, estaríamos en 2,84%, una cifra disparatada frente a la media mundial (0,63%), y eso que dicha media estaba sesgada por el número de casos. Una vez más, las cifras de contagios en España no tienen nada que ver con la realidad. Para recuperar las tasas de letalidad habituales en países de nuestro entorno y con niveles de vacunación similares o inferiores al nuestro, habría que multiplicar el número de casos por 10, es decir, hasta los 500.000 en enero. Pese a estos datos preocupantes se sigue afirmando que "la pandemia ha terminado". Ojalá fuera así. La pandemia terminará cuando el número de casos y muertes globales, se reduzca drásticamente. Mientras tanto, nosotros deberíamos mantener la vigilancia y la prudencia. Secuenciar el virus para asegurarnos de que no hay nuevas variantes. Recuperar el hábito del testeo y publicar las cifras sin maquillaje. Recomendar, aunque no sean obligatorias, el uso de mascarillas en espacios cerrados o poco ventilados. Repartir anti virales a la población más vulnerable y evitar la autocomplacencia. Deberíamos fijarnos en Francia o en los países nórdicos. Al menos, en lo que se refiere a sus estadísticas."

El analista Francisco Lázaro señala un hecho fundamental en una entrevista a Zelenski en el semanario alemán Der Spiegel, que viene a coincidir con unas declaraciones previas de Merkel: "Tan solo hay un detalle en toda la entrevista que capta la atención del lector, y que resulta imposible de pasar por alto: por primera vez, Celensqui reconoce abiertamente -y esto lo tuve que leer dos veces, porque no acababa de convencerme de haberlo entendido bien- que Ucrania NO TUVO NUNCA LA MENOR INTENCIÓN DE CUMPLIR ACUERDOS EN LA MESA MINSK. El gobierno de Kiew estuvo presente en las rondas de negociaciones, convocada durante la guerra del Donbass (2014 - 2022) con el apoyo de las potencias occidentales -principalmente Alemania-. Pero solo con el propósito de ganar tiempo mientras se armaba frente a Rusia y los rebeldes de las provincias ucranianas del este. Podemos aceptar que Ucrania, como nación combatiente, tuvo sus buenos motivos para actuar así, y sería un error juzgarla por ello: cada cual hace la guerra como puede. Pero esto pone bajo una luz diferente toda la trastienda diplomática y geopolítica del conflicto. Cada día que pasa, se hace más evidente que la única intención de resolver el conflicto mediante el acuerdo y la negociación procedió en todo momento del lado ruso. Esto podrá molestar a muchos, pero es la verdad. Y deja en una situación bastante desfavorable tanto al propio Celensqui como a sus valedores de Estados Unidos y la OTAN. Llegados a este punto, ¿qué queda? Podemos perdernos en la misma jungla de propaganda, manipulaciones mediáticas y retórica guerrera en redes sociales. Podemos seguir ignorando los condicionantes históricos y geopolíticos del conflicto. Porque es muy cómodo continuar dejándose llevar por esa ola de manipulación de masas, alimentada por la industria americana de los medios, que en Europa ha conseguido hacer creer a millones de personas que esto era una cruzada por la democracia y la libertad, cuando en realidad no se trata más que de una guerra de intereses geopolíticos como otra cualquiera, y de un combate entre gasísticas rusas y americanas por ver quién domina los mercados del Asia Central. La postura más sensata y moral, sin embargo, es la de trabajar por la paz y una solución negociada al conflicto. Esto es lo que habrían hecho los diplomáticos de aquella generación que gestionó la caida del muro y la reunificación de Alemania: los Kohl, los Mitterrand, los Andreotti y demás. Los (y las) de hoy están al parecer a otra cosa. Si es que realmente se enteran de lo que pasa."

En el mismo aspecto, el periodista Lorenzo Ramírez y el analista Alberto Iturralde han comentado, en numerosas intervenciones en Negocios TV, el doble objetivo de los EE.UU. al empujar a Rusia a intervenir en la guerra civil en Ucrania, incitando a Zelenski a pedir el ingreso en la OTAN: primero, cortar los lazos diplomáticos y económicos entre su servil UE y Rusia, en su propio beneficio económico, vendiéndonos un gas un 30% más caro, y, segundo, el propósito de vender armas a los países europeos de la OTAN, cuando agoten sus arsenales tras enviar sus efectivos al pozo corrupto ucraniano. Las recientes acusaciones sobre la voladura del Nord Stream 1 y 2 no hacen más que afianzar las sospechas sobre este plan de relance hegemónico global de los EEUU.

Finalmente, Ignacio Ruiz Quintano ironiza sobre el provecto candidato de la moción de censura de VOX, Ramón Tamames, presentando como figura señera de la Transición, y, en realidad, testigo patético de aquella Reforma que llevó de una Dictadura a la actual Oligarquía de partidos, sin separación de poderes ni principio de representación política: "En el 76, ya en Madrid, fue Umbral a entrevistarlo, y Tamames lo recibió con una foto de Marx, un montón de novelas de Baroja y un dibujo de Picasso dedicado (influencia Dominguín, seguramente). La Ruptura democrática es un hecho –dijo, convencido. El resto es historia: Kissinger, Brandt, Carrillo hundido hasta las ingles en las moquetas de la Moncloa, el paquete de Ducados (“noblesse oblige!”) de Suárez, y donde decíamos Ruptura, decimos Reforma, más Ruido de Sables para justificar la traición a la Causa y tal y tal y tal, cumpliéndose las escrituras de los Polibios y Aristóteles: a una dictadura (administración y propaganda) le sucede una oligarquía (corrupción y propaganda); al poder de uno, el de varios; y entre bomberos, no pisarse la manguera. La “manguera” como Régimen (“la sociedad española no estaba preparada para otra cosa”, fue la justificación de Tamames en la TV del 91) es lo que Tamames vendría a pisar con la Moción de Censura. Es Misión Imposible, pero, por si acaso, los tetones del Consenso lapidan al Anciano, ignorando el artículo 50 (otro más) de la CE, que establece la obligación de los poderes públicos de atender y entretener a los viejos".

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