martes, 13 de junio de 2017

CRISIS Y PARTIDOCRACIA





Marine Tillé




De mediados de los años 70 para acá España ha pasado de ser la octava potencia económica mundial a la decimoséptima; con las ruinosas condiciones del ingreso en la Comunidad Económica Europea, el peso de la industria en la economía española ha pasado del 37% al 15%; tras el 2008, comienzo oficial de la penúltima crisis económica, el poder adquisitivo de los sueldos en España se ha reducido en un 20%, al tiempo que sufrimos la presión fiscal más alta de la O.C.D.E., y un nivel de paro estructural que dobla el de países de nuestro entorno.

No parece, pues, que la oligarquía partidocrática haya sido la más idónea para el fomentar el crecimiento económico de nuestro país. Así, el Estado de las Autonomías, monstruo administrativo centrífugo creado para alimentar el clientelismo de los nuevos partidos estatalistas, cuesta 100.000 millones de euros al año, y la sola eliminación de duplicidades entre administraciones varias podría eliminar el déficit de la Seguridad Social.

Resulta, en fin, tristemente evidente que una clase política que no representa a los ciudadanos y que sirve sólo al Estado que le paga acabará siendo el verdugo de los súbditos que votan a sus listas de obediencia debida.

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