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Ante el comienzo de la guerra en Ucrania, Hughes en ABC ironiza sobre la manera de no ser considerado rusófilo: "A continuación, unos humildes consejos para no ser considerado rusófilo. Para empezar, no diga intervención, como si Ucrania fuera Irak o Afganistán, ahora sufren seres humanos a las puertas de Europa, que duelen más, ni diga guerra, diga invasión, pero de Putin, no de Rusia, una invasión de Putin, del 'tirano', del 'sátrapa', del 'asesino', ¡del 'genocida'! Ese es un buen punto de partida: una invasión genocida del tirano, pero tampoco acertará si se limita a mencionar Ucrania. Es contra Europa, es contra «todo lo que somos» (lo que entre todos nos dimos). Es un ataque contra el ‘orden liberal’. Como Putin es irracional, Rusia no tiene razones. No trate de entrar en detalles. No busque comprender. No justifique lo injustificable. No será necesario que repita el argumentario ruso de la «desnazificación», para ser sospechoso de rusólifo le bastará con recordar que la OTAN no ha dejado de ampliarse hacia el Este desde que el Muro cayó. No se pare en argumentos históricos, por secundarios que sean, ni en la existencia de espacios de influencia o esferas imperiales, conceptos ya todos sospechosos de raíz."
Miguel Sebastián indica que la esperanza de que febrero marcara el fin de la pandemia ha fallado: "Hemos acabado febrero con un millón y medio de nuevos casos diarios en el mundo y con más de 7.000 nuevas muertes al día. Con estas cifras, resulta casi grotesco afirmar que "la Covid se ha acabado". Y, a pesar de que fueron muchos los que a priori se apuntaron a esos vaticinios, a posteriori, nadie ha salido a explicar el fracaso de estas previsiones." Y señala un curioso fenómeno: "En resumen, aunque no hemos conseguido derrotar al virus, ni con las vacunas ni con ningún tipo de medida de contención, al final hemos decidido olvidarnos de él, despedirnos de él. Aunque sigue físicamente presente, la Covid ha sido desterrada de nuestras conversaciones, de las noticias en los medios de comunicación y de las preocupaciones de los ciudadanos." Sebastián concluye expresando un temor al respecto: "Pese al “despido” del virus, continuaré con mis informes mensuales, aunque sólo sea por respeto a esos 100.431 fallecidos, sus familiares y amigos. Otra cosa es que los datos dejen de estar disponibles en algún momento. Pero eso serían palabras mayores, en una democracia en la que los datos deberían ser propiedad de los ciudadanos, no de los gobiernos ni de los funcionarios."
Rubén Gisbert analiza el papel de los medios de comunicación en España sobre la guerra en Ucrania, el de los EE.UU. y la violación del artículo 11 de la Declaración de Derechos Humanos de la UE que ejecuta la misma al prohibir la difusión de medios prorrusos. La visión unilateral de los medios españoles aumenta el terror en la población, y ahoga maniqueamente cualquier análisis geopolítico de las causas del conflicto armado, poniéndose al servicio de los intereses de EE.UU. de querer aislar económica y políticamente a Rusia (que le lleva incluso a negociar la compra de petróleo al tirano Maduro), sin que el youtuber defienda, por otra parte, el ataque militar ruso.
Nacho Camino denuncia una escandalosa muestra de cómo el Leviatán partidocrático intenta triturar a un servidor público como un profesor: ""Lo escandaloso de este asunto es que un profesor sea golpeado y que desde la inspección no solo se omita el protocolo de asistencia psicológica y jurídica a que obliga la ley, sino que además se convierta a la víctima, por arte de birlibirloque, en presunto culpable. El claustro del IES Burguillos ha reaccionado a esta actuación con la dignidad debida, firmando de forma unánime un escrito de protesta dirigido al Servicio de Inspección. No hemos recibido más argumentos que esa desfachatada respuesta pública recogida por la prensa en boca de la Delegada. Nuestro objetivo como profesionales de la enseñanza es alertar a la opinión pública de estas medidas correctoras, cuya consecuencia fatal es la de responsabilizar al profesor de la violencia ejercida por los alumnos sobre su persona. Baste imaginar que se justificase la paliza a un médico por no emitir un diagnóstico del agrado del paciente, o que las injurias a un magistrado se disculparan por la sencilla razón de que el fallo no nos fue favorable."
Alberto Iturralde y Emilio Triviño entrevistan a Paco Flores, exmiembro del partido comunista en la época de la Transición, expulsado por criticar la deriva del partido para integrarse en la naciente partidocracia. Flores analiza la futilidad de movimientos como el 15-M, y aboga por la unidad de acción de las distintas asociaciones que defienden la libertad política colectiva.
Ignacio Ruiz Quintano se pronuncia también sobre la censura de medios prorrusos por parte de la UE: " Los liberales defendían la libertad de expresión porque la libre discusión conduciría a la victoria de la opinión más acertada. La experiencia enseña luego que la libertad de expresión y la libertad de pensamiento son excluyentes, cosa que no saben los jóvenes. Y, sin embargo, la generación más complaciente con la censura que se recuerda es la más joven, que acepta que sea la Comisión Europea quien defina verdad y mentira, señal de que el país ya está listo para el gobierno de Gran Coalición que merecemos, aunque su llegada, si la guerra se alarga, nos pillará a todos en una casa de orates. [...] En España pasamos políticamente de la opinión única de la dictadura a la opinión unánime del consenso. Pero un periódico sin opiniones encontradas es un catecismo."
El mismo Quintano analiza el "centrismo" del nuevo-viejo jefe del PP, como prenuncio de la Gran Coalición de fuerzas partidocráticas: "La política es conflicto: si no quieres conflicto, no hagas política. Y sin política, todo es centro, un espacio entre la “derecha intensa” y la izquierda comunista. La socialdemocracia (ni socialismo ni democracia) de Feijóo, que representa el triunfo del colectivo frente al individuo, de la igualdad frente a la libertad, de la “gestión” frente a la “política”. El centrismo de Feijóo es la garantía de que su partido no cavará trincheras para combatir al gobierno, que en tanto que gobierno ya ocupa el centro, y de lo que se trata es de ampliarlo con una Gran Coalición, si consigue trepar por la escala de gato del nuevo navío. Una parodia de la “dictadura inglesa” que en enero del 49 anticipó Donoso en las Cortes: la dictadura que se establece mediante la suspensión sin más del principio constitucional “England abhorr coalitions” al aliarse el gobierno y la oposición, con la atenuante, en Inglaterra, de que sus diputados sí son representantes."
Juan Ramón Rallo critica la prohibición de Rusia Today y Sputnik, medios estatales del gobierno ruso, por parte de la UE, basándose en tres razones: 1º porque no está claro lo que se pretende obtener (no existe una opinión pública prorrusa, que es muy minoritaria en todo caso, y lo que se busca es utilizar la censura como arma contra un enemigo externo) 2º por el aspecto formal (no estamos oficialmente en guerra contra Rusia, y sería deseable que estas medidas la tomaran los tribunales y no los gobiernos) y 3º por la pendiente resbaladiza donde nos introduce (se da cancha libre a la arbitrariedad censora de los distintos gobiernos partidocráticos contra particulares). Concluye que la libertad de expresión existe para defender la posibilidad que se den enfoques que no nos gustan, incluso en tiempo de guerra.
Rubén Gisbert señala que la guerra en Ucrania ha llegado a un punto de inflexión cuando el presidente ucraniano, Zelenski, ha anunciado a su pueblo la imposibilidad de entrar en la OTAN, tras pedirlo insistentemente hace dos semanas, así como su ingreso en la UE. El cambio consiste en esta toma de conciencia de Ucrania de que no será aceptada en estas organizaciones, a pesar de las promesas recibidas de EE.UU., cuyo verdadero interés es aislar a Rusia económica y diplomáticamente respecto a la UE, y aumentar su control sobre Europa. Así, pues, la administración Biden, interesada en prolongar lo más posible esta guerra, ha promovido una escalada -que llevó a Ucrania a solicitar el ingreso en la OTAN en octubre de 2021-, en la que Rusia -independientemente del juicio moral que merezcan sus acciones- no podía permitir bases de la OTAN en territorio ucraniano, con misiles que podrían alcanzar Moscú en escasos minutos. Critica, finalmente, Gisbert a los tertulianos de los medios, y a los políticos de nuestra partidocracia, que ignoran las verdaderas necesidades de sus votantes, por acomodarse a un marco geopolítico (el de la EE.UU. -OTAN- UE), que les asegure su permanencia en el poder, sin prestar, por ejemplo, atención a los peligros que proceden de nuestra frontera sur, en la que dichos "valedores" nos dejarían totalmente desprotegidos.
El economista Juan Ramón Rallo señala que tras sufrir un encarecimiento de 45 céntimos por litro de gasoil, el Gobierno desvela su plan para aliviar la situación financiera del transporte: una compensación de 3 céntimos por litro, que no ha conseguido acabar con el paro en el sector, sino más bien enconarlo. Las razones de esta cicatería en las compensaciones están, según Rallo, en una deuda pública del 120% del PIB, que resulta inmanejable junto a un déficit público desbocado, por lo que el gobierno partidocrático va a tener muy escaso margen para ofrecer ayudas y reducir impuestos, y dado que el gobierno no desea realizar fuertes recortes en el sector público, el empobrecimiento que experimenta la sociedad española será trasladado íntegramente a empresas y familias, ya que el sector público no tiene margen paras absorberlo, porque los gobiernos desde 2008 se han negado a poner orden en las cuentas públicas, para comprar votos, y esa enorme hipoteca acumulada nos está aplastando.
El politólogo Santiago Armesilla analiza el cambio de postura del gobierno español respecto al Sáhara desvelado por Marruecos: "Siguiendo instrucciones de Estados Unidos, Pedro Sánchez ha reconocido la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental en forma de autonomía. El viraje histórico de España en esta cuestión tiene explicaciones geopolíticas. La invasión rusa de Ucrania sirve de excusa al gobierno del PSOE y Unidas Podemos para tratar de convertir a España en el nudo de la política energética de la Unión Europea, a través del gas de Argelia y de EEUU. Sin embargo, la subordinación geopolítica de España a la UE, EEUU y Marruecos, pues se ha puesto sobre la mesa de negociación con Mohammed VI la integridad territorial de España y su soberanía sobre Ceuta, Melilla y Canarias, evidencia la cobardía y debilidad de las elites españolas. España no tiene rumbo en política exterior, mientras Marruecos camina lento, pero seguro, a la consecución de su imperialismo particular: el "Gran Marruecos". Estos tejemanejes geopolíticos los pagaremos los trabajadores españoles en nuestros bolsillos si Argelia, en represalia a la traición de España a los saharauis, decide cortar el gas del que depende nuestra electricidad." En el mismo sentido, Fulgencio del Hierro señala que lo que ha hecho España es copiar palabra por palabra los posicionamientos de Estados Unidos, cediendo a cambio de nada en su responsabilidad histórica hacia una antigua provincia española, y aceptando su ocupación de facto por parte de un país, Marruecos, del que nunca formó parte. Marruecos sigue, pues, con su proyecto imperialista, sin dar, en contra de lo que se ha dicho, ninguna garantía escrita a España, cuyo gobierno abraza posturas plenamente muniquesas de que sus ambiciones irredentistas se detengan ahí.
Rubén Gisbert resalta el hecho de que, por primera vez en la historia de la convocatoria de grandes huelgas en España, esta actual no procede de los sindicatos subvencionados que actúan como órganos del Estado, sino de asociaciones y organizaciones civiles distintas, y tiene además un carácter indefinido. Este es un primer problema para el gobierno partidocrático, pues queda fuera del control del conflicto que le aseguran los sindicatos estatales. El sector primario se ha visto amputado y perjudicado por la actitud de la clase política, que ha buscado conseguir crédito a interés cero del banco central europeo a cambio de impedir que dicho sector hiciera competencia a otros países de la UE (de tal suerte, España ha tenido que pedir a Bruselas que permita que el 10% de las tierras de cultivo vuelvan a ser destinado a la producción de cereal, lo que pone en evidencia, por otra parte, la falta de independencia económica y política de nuestro país). La partidocracia española ha estado más interesada en someterse a los intereses de terceros en el plano geoestratégico, y a conseguir dinero para su industria (de favor) político. Concluye Gisbert que la lección más importante de la situación actual es que se ha demostrado que existen mecanismos en la sociedad civil que pueden forzar -si no se dejan llevar por los cantos de sirena de otros partidos del régimen- cambios estructurales fundamentales beneficiosos para los ciudadanos.
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